En un mar azul y brillante, donde los rayos del sol bailaban sobre las olas, vivía un delfín llamado Nilo. Nilo era un delfín muy curioso que amaba nadar entre corales de colores, jugar con sus amigos peces y hacer piruetas en el agua. Pero había algo que lo hacía diferente a los demás delfines: tenía mucho miedo de saltar fuera del agua.
Todos los días, cuando sus amigos delfines saltaban alto en el aire haciendo acrobacias, Nilo solo los miraba desde abajo. «¿Por qué no vienes con nosotros?» le preguntaban. Pero él siempre respondía: «No quiero salir del agua. Allá afuera es muy diferente… ¡y no sé qué pueda pasar!»
Un día, mientras exploraba el fondo del mar, Nilo conoció a una tortuga vieja y sabia llamada Tula. Ella notó que Nilo parecía preocupado y le preguntó qué le pasaba. El delfín le contó su secreto. «Tengo miedo de saltar fuera del agua,» dijo Nilo. «¿Y si me caigo? ¿Y si no puedo regresar al mar?»
Tula sonrió con ternura y le dijo: «Nilo, todos sentimos miedo cuando enfrentamos algo nuevo. Pero a veces, el miedo nos impide descubrir cosas maravillosas. ¿Sabías que cuando saltas, puedes ver el mundo desde otra perspectiva? Puedes sentir el viento, ver más allá del horizonte e incluso saludar a las aves que vuelan sobre el mar.»
Nilo pensó en las palabras de Tula, pero seguía sintiéndose nervioso. «¿Cómo puedo dejar de tener miedo?» preguntó. La tortuga respondió: «Empieza poco a poco. No tienes que hacerlo todo de una vez. Solo inténtalo cuando te sientas listo.»
Esa noche, mientras flotaba bajo la luz de la luna, Nilo decidió intentarlo. Al principio, solo asomó la cabeza fuera del agua para mirar alrededor. Todo estaba tranquilo, y podía oír el suave sonido de las olas chocando contra la orilla. Se sintió un poco más seguro.
Al día siguiente, reunió valor para dar un pequeño salto. Fue apenas un brinco, pero fue suficiente para que sus amigos lo aplaudieran. «¡Muy bien, Nilo!» gritaron emocionados. Aunque todavía tenía miedo, Nilo sintió algo nuevo: orgullo.
Con el paso de los días, Nilo siguió practicando. Primero hizo saltos pequeños, luego más altos. Un día, mientras jugaba cerca de la superficie, escuchó un ruido extraño. Era un ave atrapada en una red que flotaba en el agua. Estaba asustada y pedía ayuda.
Nilo recordó las palabras de Tula: «A veces, enfrentar nuestros miedos nos permite ayudar a otros.» Sin pensarlo dos veces, tomó aire y saltó fuera del agua más alto que nunca. Con su hocico, empujó la red hacia el mar, liberando al ave. Esta sacudió sus alas, le dio las gracias y voló libre hacia el cielo.
Cuando Nilo cayó de nuevo al agua, sus amigos lo rodearon llenos de alegría. «¡Lo lograste, Nilo! ¡Saltaste más alto que nunca!» exclamaron. Nilo se sintió feliz y orgulloso. Había superado su miedo y, además, había salvado a alguien.
Desde entonces, Nilo ya no tuvo miedo de saltar. Aprendió que aunque algunas cosas pueden parecer difíciles o aterradoras al principio, siempre vale la pena intentarlo. Además, descubrió que cada salto le permitía ver el mundo desde un lugar nuevo y emocionante.
Ahora, Nilo es conocido como el delfín más valiente del mar. Sus amigos dicen que no solo es rápido y ágil, sino también muy generoso. Y aunque todavía disfruta nadando entre los corales, nunca pierde la oportunidad de saltar alto y saludar a las aves que vuelan sobre el océano.
Así, Nilo aprendió que el verdadero valor no está en no tener miedo, sino en enfrentarlo y seguir adelante.
Fin. 🐬